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Jesuita austriaco, de fuerte influencia en la Corte de la Regente Mariana de Austria que, a la muerte de Felipe IV en 1665, hubo de quedarse viuda con su enfermizo hijo Carlos II, de cuatro años, a quien se le llamaba ya "el hechizado"
Había sido director espiritual y confesor de la reina siendo archiduquesa en la corte de Viena, en donde el P. Nithard enseñaba. La acompañó a España y se vio involuntariamente envuelto de las intrigas del bastardo de Felipe IV, Juan de Austria, que logró su destierro.
El P. Nithard quedó como recuerdo y emblema de lo que un hombre que nació para enseñar y rezar puede hacer cuando se encuentra en un ambiente en el que sólo se hablan los lenguajes de intriga, de la calumnia y de la pasión.
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